Este año estábamos decididas a hacernos las locas y no volver a pasar otro verano pegadas, en el que hipotecamos nuestras vacaciones preparando la siguiente edición de Autónomos Suicidas. Para dos personas que no nos dedicamos a la organización de eventos como nuestra actividad principal, sacar adelante cada edición de Autónomos Suicidas ha sido un reto cada año más ambicioso. Autónomos Suicidas ha ido creciendo con cada edición, y nosotras hemos ido aprendiendo de nuestros errores e ingenuidades, pero seguimos siendo unas neofitas en esto de la organización de eventos, de ahí que nos resulte bastante mastadóntico cada nuevo Encuentro.

Pero hay cosas que se hacen o se siguen haciendo porque simplemente uno no puede dejar de hacerlas. Así de sencillo. Cada vez que decidíamos no hacerlo este año, una de las dos reculaba al ratito y sacaba una última excusa para no darlo por zanjado del todo y dejar una ventanita abierta. Como si fuéramos una pareja de actores exitosos con sus respectivas agendas ocupadísimas debido a nuestros múltiples proyectos ( a lo Scarlett Johansson y Ryan Reynolds), pero que se resiste a darse el adiós definitivo porque todavía resultaría demasiado doloroso. El amor, ese motor que mueve el mundo y por el que cometemos locuras.

Porque si algo mueve Autónomos Suicidas es el amor. Si no siguiéramos estando enamoradas de la idea que lo vertebra, no estaríamos tan locas como para meternos de lleno año tras año en una nueva edición. Y sí, nos resistimos a abandonar un proyecto que nace con la idea de que hacer de nuestro mundo más inmediato un mundo mejor y más amable sí está en nuestra mano. Y que basta con interesarnos por los demás y decidirnos a ayudarnos unos a otros para que empecemos a poner esa primera piedrecita que puede cambiarlo todo. Porque es decisión nuestra iniciar una rueda en la que nos decidamos a hablar de nuestros proyectos, a dejar de ver competidores y sí colaboradores, y en el que no nos cueste tanto interesarnos por el bienestar de los demás y darnos cuenta de que seguir viviendo (empresarialmente hablando) muchas veces depende de compartir.

Han sido tres años en los que, gracias a la ayuda de muchos amigos, colaboradores, patrocinadores y sobre todo de esa rueda que iniciamos y se fue haciendo cada vez más grande, hemos sacado adelante tres ediciones en las que la finalidad económica nunca ha sido la buscada (de ser así, no lo haríamos porque esta locura no hay quien nos la paque). Siempre hemos dicho que organizamos y diseñamos con mucho cuidado el tipo de evento de networking al que nos gustaría asistir, y efectivamente así es. Y como de momento no hay nadie que lo haga con las premisas que lo hacemos nosotras, cada año seguimos haciéndolo para que no deje de existir.

 Joder, hemos vuelto. Y lo decimos por un lado asustadas con la manita tipo emoticono (🤦‍♀️) de «nos hemos vuelto a liar», y por otro con mucho orgullo porque nosotras sabemos lo que es luchar por sacar nuestros proyectos adelante, como la mayoría de vosotros. Sabemos que resulta difícil no dejarse vencer por la tentación del abandono y que, para evitarlo, muchas veces es necesario echar mano de las reservas extra de ilusión. Y que muchas otras las cosas se tuercen y todo parece indicarte que es hora de dejarlo, hasta que viene algún que otro ángel de la guarda a recordarte que proyectos con tanta alma no se abandonan. Pero esa historia y todos sus protagonistas tendrán cabida en su propio post…

Hoy, en este, simplemente queremos celebrar que tendremos cuarta edición de AS, que venimos reforzadas con toda la artillería y que, efectivamente, bien acompañadas (como estamos este año) siempre se llega más lejos.

Manteneos atentos y

seguidnos en las redes,

pero sobre todo no os perdáis nuestra próxima 4ª Edición!